El pasado 9 de Septiembre en unas declaraciones al diario el País el expresidente del Gobierno, Felipe González afirmaba que el capitalismo triunfante se está destruyendo a si mismo. Cree que el modelo económico y financiero instalado en todo el mundo no es sostenible. Y hasta ahí nos dejó leer. Quedó pendiente conocer el análisis de las causas de esta insostenibilidad, la razón por la que nos podemos estar encaminando como muchos anuncian a una crisis global. González no lo dice, pero muchos de sus compañeros de partido, lease Manuel Escudero de cuyo planteamiento ya escribí una entrada, afirman que “la culpa el del Sistema” y que lo que hay que hacer es cambiarlo. Escudero tampoco nos ilustra respecto a que hay que cambiar y sobre todo que medidas económicas está dispuesta a aplicar “la nueva socialdemocracia.“ Para ello tenemos que acudir al economista francés Thomas Pikety, el gurú económico de esta nueva izquierda. Y Pikety propone dos medidas: subir hasta el 90 por ciento el impuesto del patrimonio de las grandes fortunas, es decir la expropiación pura y dura y la presencia de los trabajadores en la mitad de los puestos del Consejo de Administración de una empresa, que con el apoyo de algún que otro accionista tendrían la mayoría en la dirección y el al toma de decisiones. Dos medidas que lisa y llanamente acaban con la propiedad privada de los medios de producción. Alguien puede pensar que no está mal arrebatar a los más ricos el 90 por ciento de su patrimonio. Lo que sucede es que este patrimonio no está metido en una cuenta corriente o en una caja fuerte, está invertido en empresas como APPLE, Microsoft, Inditex o Amazon, por citar algunas. ¿Van a convertir estas empresas en públicas y hacer a sus empleados funcionarios? Y sobre la segunda medida: si yo creo una empresa y no tengo poder decisorio sobre la marcha de la misma, ¿no abandonaré mis proyectos inversores? Como dice Huerta de Soto, ¡Que invierta su puta madre!
Pero vamos a la idea con la que comenzaba este artículo, lo que decía González de que el Capitalismo triunfante se está destruyendo a si mismo. Tengo la impresión de que es cierto pero creo que es muy difícil que desde las filas socialistas se pueda comprender y asumir las razones de esta destrucción.
En primer lugar considero que no hay tal autodestrucción. El capitalismo ha pasado innumerables crisis y de todas ha resurgido renovado. El problema es saber que lleva a esas crisis, que nos está llevando a la próxima y quien nos está conduciendo hacia ese abismo.
Así que lo primero que hay que preguntarse es el porqué hablamos de una crisis global, cual es la razón por la que el actual sistema es insostenible. Hay una razón principal: la inmensa deuda acumulada ha sido incapaz de producir un crecimiento económico sólido y además ha incrementado las desigualdades económicas en los países desarrollados, si bien es cierto que ha disminuido la desigualdad entre estos y los emergentes.
Para comprenderlo nos tendremos que ir hasta la crisis de 2008, la crisis de las hipotecas basura que generó la burbuja inmobiliaria.
Muchos analistas situan la responsabilidad de la crisis en el carácter especulativo de la desenfrenada compra de viviendas y en el interés de
los bancos por participar en el festín. Y ahí se quedan para sacar como conclusión lo que previamente tenían prejuzgado: la culpa es de la rapiña capitalista. Sin embargo a nadie se le escapa que esta burbuja especulativa estuvo motivada por la decisión de la Reserva Federal de bajar del 5% al 1% los tipos de interés e inyectar dinero en el mercado. Ello propició créditos baratos y la asunción de altos niveles de riesgo por quienes no podían permitírselo. La Reserva Federal hizo esto no por favorecer la especulación sino para crear consumo. Aplicaba la idea keynesiana de que las crisis son siempre un problema de falta de demanda y para incrementarla lo mejor es poner dinero nuevo en el mercado. ¿Y como lo hizo? Fundamentalmente comprando la deuda de Gobierno, bancos y empresas, que tuvieron también un buen motivo para incrementar su nivel de gasto sin el apoyo de los ingresos correspondientes. Así pues lo que fue letal fue el binomio deuda – liquidez.
Pasó la crisis. ¿Que hicieron los Bancos centrales.?Cualquiera puede pensar que si la crisis se produjo por bajar en exceso los tipos e incrementar el dinero en circulación lo que habría que hacer era lo contrario. Pues no. Se volvieron a bajar los tipos y se pudo en marcha, a nivel mundial la mayor Expansión Cuantitativa, creación de dinero nuevo sin respaldo de ahorro, que ha conocido la historia. Hoy nos encontramos que la deuda en poder de los Bancos centrales asciende a 9 billones, de los de doce ceros de euros.
¿Con que objetivo se ha hecho semejante macroperación financiera? Con el mismo que se hizo antes de 2007, incrementar el consumo y por lo tanto el crecimiento económico?
Después de semejante experimento los resultados son pobres. La economía no se ha conseguido lanzar con la suficiente fuerza como para que el crecimiento de riqueza se haya ido comiendo el nivel de deuda. Por el contrario es el nivel de deuda el que lastra la posibilidad de crecimiento económico como se ha demostrado en Japón y se pone cada vez más de manifiesto en Europa. Para hacernos una idea tal y como señala Daniel Lacalle se han utilizado 20 dólares de deuda para crear un dólar de PIB.
Pero quizás el efecto más perverso de esta política ha sido el incremento de las desigualdades. La mayor parte de este dinero ha ido a parar a quienes pueden acceder al crédito: Gobierno empresas y familias solventes. El resto, la mayor parte, se ha quedado fuera. El Gobierno ha incrementado su deuda incentivado por el apoyo del Banco Central que le compra sus bonos a tipos ultrabajos. Las familias con crédito han invertido en acciones y bonos creando una extraordinaria burbuja de activos. Las empresas se han endeudado en proyectos que son poco restables a tipos bajos y que serán ruinosos cuando los tipos de interés los determine el mercado sin intervención del Banco Central.
Y en estas estamos hoy. El todavía presidente del BCE , Mario Draghi ya ha dicho que la política monetaria no da para mucho más y que los gobierno altamente endeudados tendrán que hacer sus deberes: contener el gasto y hacer reformas estructurales, es decir liberalizadoras. Es decir lo mismo que había que hacer en 2008 y que la mayor parte de países no hicieron y otros como España hicieron pero de forma insuficiente. Pero a diferencia de 2007 el nivel de deuda pública es tres veces más alto y llega casi al cien por cien del PIB en nuestro país. Concluyendo: la política de expansión monetaria con bajos tipos de interés es la causante de que el capitalismo se esté destruyendo a si mismo, pero la expansión monetaria se debe fundamentalmente al intento de atender las crecientes necesidades de gasto público y obedece a un diagnóstico hoy claramente cuestionado, ateniéndonos a los hechos, de que la solución a las crisis sea incrementar la demanda de forma artificial.
Así que no me vengan ahora con pociones mágicas de subidas de impuestos de carácter confiscatorio, o de suprimir la propiedad privada. Fracasaron ya el pasado siglo y siguen fracasando en este, caso de Venezuela. Recordar, de paso, el dato, de que el PIB venezolano se ha hundido el 52 por ciento en los últimos cinco años. Hagan el análisis intelectual honesto porque, sin un diagnóstico correcto la medicina que apliquemos al enfermó será, otra vez más, la equivocada.
Y cómo podemos prepararnos los ciudadanos de a pie para lo que se avecina? Un saludo y gracias
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Yo no soy nadie para dar consejos, pero procuraría ahorrar y si tuviera inversiones las convertiría en dinero liqido para esperar nuevas aportunidades.
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